jueves, 25 de junio de 2009

24 Y 4

El día se lo merece. Porque hoy es uno de esos días que son especiales de por si. Porque es el final de una era, y el principio de otra. Porque es un año nuevo, un año distinto y un año sorprendente.

24 años después, nuevas fronteras, decisiones, responsabilidades y metas se abren ante mis ojos. Porque después de 4 años, decimos adiós a una mesa. No una mesa cualquiera. Sino, una mesa que albergó durante todo este periodo nuestros sollozos, nuestras risas, nuestras penas, nuestros repasos, nuestros cafés, nuestros cotilleos, nuestros secretos...pero sobre todo, nuestra amistad. Porque hoy, al entregar mi último examen de carrera, he visto pasar muchas imágenes y, en todas ellas, estabas tú. Porque, ahora sí, somos unas journis.

24 años después, uno ya sabe lo que realmente quiere, lo que realmente puede llegar a alcanzar y a quienes realmente están ahí. Son años. Muchos años. Quizás demasiados. Pero nunca los suficientes para afrontar situaciones nuevas en las que desearías desaparecer y que la tierra te tragara, que nadie te viera y que nadie supiera de tu existencia.

Los años pasan. Los ciclos se acaban. Las etapas nuevas comienzan. La gente sigue viviendo, sigue respirando. Pero para otros, es imposible seguir respirando bien. Es imposible vivir en armonía. Es imposible luchar con todas las fuerzas. Es imposible no pensar en negativo. Es imposible no caerse al vacío. Es imposible no llorar entre la almohada. Es imposible evitar no quererle. Es imposible evitar olvidarte. Es imposible lo posible.

Quizás vaya siendo hora de poner las cosas en su sitio. De poner a cada uno en el lugar donde le corresponde. De dar desilusiones pero por una vez, aunque sea la primera y empiece a ser así, a priorizar aquellos que ansiamos, aquellos que queremos. Y empezar a rechazar aquellos exigido por ser políticamente correcto. A rechazar a aquellas falsas personas con apariencia humilde. A rechazar una vida con poca vida.

Va siendo hora.

Más que herida por el tiempo. Más dolida por la ausencia. Más abandonada por la soledad mejor vestida. Más perdida que nunca.

jueves, 7 de mayo de 2009

GRAZIE MILLE, 15 AÑOS

Exactamente siete días son los que albergan en mí, la experiencia, el día, sin lugar a dudas, más feliz de mi vida. Siete días separan mi máxima felicidad a un estado totalmente diferente del ser humano. Es curioso ver la transición anímica de una persona. Hace una semana brotaba una fuerza inmensa en mi interior que me hacía verme capaz de luchar con las olas más altas jamás vistas. Sin embargo, esas olas parece ser que me han ahogada de tal forma que, inesperadamente, me veo sumergida en esas aguas que no llevan a ningún lugar.

Y pensar que hace una semana, con ella estuve en un sofá blanco, con grandes cojines, con un café sin aroma alguno, con esa olor que desprendían las velas perfumadas a vainilla, con esa alfombra sutilmente suave y acogedora, con esa tele en silencio de fondo que iluminaba a dos personas que se volvieron a encontrar. Porque el destino les volvió a unir. Antes, en ocasiones también, pero ésta, sin duda, fue una de las más especiales.

Ella sin saberlo, la estaba esperando con su 'pc' rosa, mientras enviaba unos emails. Al cruzar por esa puerta noté que ella no sabía a que me disponía. Un sueño cumplido. La entrevista fue más allá. No se quedó en unas simples preguntas y respuestas. Las dos, únicamente las dos (y ahora tú...por nuestro momento en un bar de Gracia...) sabíamos nuestro secreto. Un secreto que tan solo la música es capaz de gritarlo a los cuatro vientos sin que nadie se de cuenta de nada. Nadie. Absolutamente nadie (hasta entonces) sabía lo que unía a dos personas aparentemente distintas.

Un sofá que jamás se me olvidará. Un gesto. Un abrazo. Dos exclusivas. Otro abrazo. Comprensión. Ánimos. Nervios. Maquillaje. Foto. Tacones. Peinado. Momento espejo... Charlas inútiles. Charlas serias. Sonrisas y...lágrimas de felicidad. Porque hasta sabía la ilusión, el sueño que era para mí. Porque se acordaba. Porque lo sintió. Porque fue mágico el encuentro. Porque nadie ni nada lo puede comparar tal cual mi corazón lo sintió.

Sigo creyendo que el amor más sincero sólo existe en sus letras, en su música... pero la fuerza entre las personas existe. Las casualidades aún más. Porque si uno cree en algo, parece ser que algún día alguien, está destinado a hacer que eso se cumpla, y que una persona sienta y roce la éxtasis de la felicidad. Esa sensación que alberga un solo cuerpo por unos días, por unos meses... Aunque tarde o temprano desvanece y te das cuenta que una vez conseguido sigues igual o peor.

Amo sus letras, malditas son. Amo su melodía, es igual que yo. Siento su mensaje, ese soy yo...

Porque nunca, nunca, nunca, olvidaré ese 30 de abril a las 18.30 horas. Esa entrada en el lugar donde me estabas esperando sin saber que era yo...tu cara, tu sorpresa y la mía... Quedará en mí, pese a que nadie, o casi nadie, entienda la importancia de ese momento, de ese encuentro, de que el destino quisiera que después de 15 años (11 años para nosotras...) un sueño se hiciese realidad.

Gracias, gracias destino*

'Y si nadie consiguió poder comprenderte,si que te entiendo yo...

Si dudas tú poder vivir recogeré tu incertidumbre, te enseñaré a sonreír, tus lágrimas se irán...

Buscar un día más...por eso estoy aquí' (grazzie mille)

miércoles, 29 de abril de 2009

Laura Pausini

Muy lejos queda aquel chico llamado Marco que se fue para no volver...

Muy lejos queda aquel Se fue que jamás regresó...

Muy lejos quedan aquellos Amores extraños sin explicación...

Exactamente, 15 son los años de lejanía.

Un día, el rumbo de mi vida se vio truncada por la música. Empezó a abrirse un gran camino por experimentar y en el que me inicié y dejé guiar por los senderos de la melodía, de los acordes, de todas esas notas que consiguieron, y aún consiguen, iluminar mi vida, iluminarme. La "culpable", Laura Pausini.

Sus letras, en un momento dado, empezaron a entonar melodías que describían mi día a día, mis sentimientos, inquietudes y dudas. Sus canciones habitaron una parte que pensé había desaparecido. Desde aquel momento soñé algún día poder preguntar todo aquello que me inquietaba, que me interesaba, que quería saber... Soñé en poder aclarar dudas, confirmar sospechas musicales... Tan solo soñaba.

15 años esperando un concierto, no cualquier concierto, sino aquel que contiene todas las claves de todos estos años. Aquel concierto que inundase en directo todas las emociones y sentimientos que albergan en mi o en algún momento de mis 23 años. 15 años esperando tan solo ese momento. Pero, por sorpresa, no tan solo será un concierto. Será un preludio plagado de preguntas.

Sería imposible escoger suficientes adjetivos para este momento, tan solo necesito escuchar esas canciones claves que consiguen atravesarme el corazón y permanecer de manera perenne, nada ni nadie las arrancará de mi interior. Ni el frío, ni el calor, ni el odio, ni el amor, ni el desamor, ni la pasión, ni el arrepentimiento, ni la soledad, ni la alegría, ni la tristeza, ni la frustración...

Porque han sido los 15 años más vividos de mi vida, pero ahora le toca el turno a una nueva era. Un día, y gracias a su música, empecé a creer en las casualidades y en que los sueños se hacen realidad...años después y un tanto más madura, lo corroboro. Digan lo que digan...

Al fin el sueño dará un paso y se hará realidad*

---30 de abril 2009 es mi gran día---

jueves, 23 de abril de 2009

MI SANT JORDI PARTICULAR

Nunca falla. El día de Sant Jordi, 23 de abril, el sol parece ser que lo note y decida sacarnos sus más intensos rayos. Ese tipo de rayos solares que te atrapan en ti mismo y la calor se apodera de ti a la vez que todas las parejas del mundo salen a calle para demostrar que existen.

Sant Jordi. Las calles principales de Barcelona se inundan de rosas, libros y gente, mucha gente, pero no gente cualquiera, gente que se ama, gente que se quiere, gente que está enamorada... Hacía años que no paseaba sola de esta manera. Sin rosas, sin nadie, sin amor, sin corazón, sin prisas, sin destino, sin un paso firme, pero eso sí, con música y ganas de ver que me depara el breve pero intenso paseo.

Miro a mi alrededor y no veo otra cosa que no sean parejas, me doy cuenta que las puedo clasificar a la perfección con tan solo ojearlas. Jóvenes que buscan la mejor rosa, su primera rosa que regalar para, como no podía ser de otra manera, su primer amor, buscan la mejor rosa entre las rosas con esa ilusión que jamás se vuelve a tener... Veo también jóvenes que tienen como costumbre, un año más, regalar la maldita rosa, ojean y rebuscan la más barata, esa ya está bien, total se acabará marchitando... (como el amor...).

Hay parejas y parejas, me doy cuenta que muchas de personas mayores, ancianos que llegan a esa edad juntos, compartiendo un largo y relajante paseo cogidos del brazo, ella con una espléndida rosa, él con una espléndida sonrisa cogida de su mujer, su mujer de toda la vida. Pasean y sonríen porque sabe que es un día para hacerlo, pasear, pasear y pasear.

El sol no está a mi favor. Mientras irradia calor, a medida que voy cruzando semáforos noto más frío. Un intenso frío que no me deja entrever lo que me espera. Semáforos en rojo, y más semáforos... en cada uno de ellos, como si de algo sistemático se tratara, decenas de parejas me rodean para no dejarme ver el resto del mundo, mientras se besan intensamente cogidos a la rosa que les une.

Y yo cada vez siento más frío, sin rosa, sin nadie que me bese en un semáforo en rojo, sin la canción apropiada para este día, sin una llamada, sin un mensaje, sin un te quiero...

Este es mi día de Sant Jordi.

martes, 24 de marzo de 2009

LA MESA

Entoes, ¡coño!, ¡puñeta!, buaaa, ¡me cago enn!, adióóós, t'estimo, ¿nos vamos?, happy birthday to you happy birthday to you, ¡olé mi Patri!, a one and then an two, luses, incrisis... y la Mesa.

Quizá (aunque seguro) muchos de los que estéis leyendo estas líneas no entendáis nada, pero de eso se trata. De que a veces en la vida no se pretende que te entiendan. Tan solo se pretende sentirse bien, sentirse uno mismo y, casualmente (reitero mi creencia firme en las casualidades de esta vida), exista otra persona tan afín a ti que consiga entender todo y no sólo eso, contribuir a una serie de ocasiones que ayudan a hacer un poquito surreal esta triste, aburrida y amargada (no siempre pero con bastante frecuencia) vida.

Es bonito con tan solo entrar al bar, divisar con una mirada (con dificultades por su poca visión) la mesa del fondo. No es una mesa, sino tres. No es una mesa, sino que es La Mesa. El sitio que recoge las más inesperadas conversaciones. Las más imprevisibles situaciones. Las más amargantes desesperaciones frente a unos exámenes poco preparados (a veces nulos). Lo importante de este lugar es que es único y tiene unas dueñas. Unas dueñas que durante horas se convierten en las emperatrices del reino del bar. Ese reino donde conviven personas nerviosas, apáticas ante el estrés de los exámenes y que a veces, sienten una especie de envidia al divisar La Mesa.

Sonreír, llorar de frustración o de alegría, bostezar, un beso en la frente, un abrazo cómplice, unos cigarros, tu compañía, un repaso previo, dos cafés sin espuma, unos tacones, unas bambas, un moño, cabello suelto, un estuche Tous, un pilot, un brillo de labios, un mentolín...

En el fondo somos tan iguales como diferentes. Somos tan cómplices como opuestas. Somos tan aplicadas como despreocupadas. Pero así somos. Así somos las de La Mesa.

¿Me das un abrazo?*

martes, 3 de marzo de 2009

TAL VEZ SEA YO

Tal vez sea la noche. Las horas de cansancio acumuladas. La angustia por ver que el tiempo pasa más rápido de lo previsto. Las ganas de huir y dejar todo plantado. La curiosidad por saber qué deparará el futuro más inmediato. Las pocas fuerzas que quedan para continuar con ánimo para sorprender a uno mismo. Tal vez sea la noche...

Quizá no sean estas horas nocturnas las que me sitúen frente a la pantalla de ordenador de nuevo. Y sea algo que hacía tiempo no experimentaba. Es curioso, pero a la vez no deja de crear ciertos miedos. Dicen que uno no lo cree hasta que no lo ve. Creo también que uno no lo sabe hasta que no lo experimenta. Hay sensaciones que las palabras no las pueden trasladar. Que ni la expresión no verbal es capaz de transmitirlas. Una sonrisa falsa. Unas sentidas pero invisibles lágrimas. Un grito feroz interno ausente entre el silencio que comienza a ser cada vez más habitual.

Todos nos movemos en busca de algo. Tenemos, en un principio, un cometido que cumplir. Unas ilusiones. Unos objetivos. Unas metas. Pero ¿nadie se ha perdido por ese camino a seguir? Es fácil. Seguro alguna vez os ha ocurrido. Aprendes. Aprendes a levantarte a pesar de que te tienen presionándote con un pie en el corazón. Aprendes a mirar hacia otro lado cuando menos deseas ni levantar la mirada. Aprendes a situarte y trazar una línea hacia el horizonte, hacia tu vida.

Tal vez sea la noche la que persiga ciertos recuerdos. Recuerdos olvidados, o eso cree uno. Recuerdos de cosas ocurridas. Recuerdos que alguna vez fueron reales. Recuerdos que tuvieron vida propia. Recuerdos que empiezan a borrarse y reconvertirse es algo presente. Recuerdos que perduran y toman de nuevo una parte de vida.

La música italiana. Esa melodía inconfundible. Esa letra memorable. Ese piano. Esa voz. Esas paredes. Ese desorden habitual. Ese móvil que no suena. Tal vez sea todo o nada. Tal vez sea la noche.

Tal vez sea yo.

lunes, 2 de marzo de 2009

EL VIRUS DEL CATALÁN

Vergüenza e impotencia. Esa es la sensación que tuve hace un par de semanas cuando Carod Rovira, para variar, se empeñó en una de sus obsesiones (por no decir su obsesión): hablar catalán.

Por si no fuera poco, pensó en malgastar 200.000 euros aproximadamente para llevar a cabo una campaña penosa. Esa es mi opinión. Encomana el catalá. Parece ser que es como un virus. ¿Te has vacunado ya? ¿Sientes molestias? No puedo creer a la situación a la que tenemos que llegar. Señores, sé que muchos pensarán que cosas como esa campaña tienen que hacerse más para reivindicar y darle vida al catalán (me refiero al idioma, no a nadie, no se alteren catalanes nacionalistas y/o independentistas). Pero para mucha población de CataluÑa (sí, con Ñ y no con NY) nos sentimos avergonzados y lo que es peor, discriminados.

El polémico Josep (o José para los enemigos) se empeña a no cambiar de idioma a pesar de que nuestro interlocutor nos hable castellano. A su parecer, si cambiamos al castellano le estamos discriminando. Y me pregunto... ¿si yo voy a un lugar y hablo castellano y me contestas en catalán, no es eso una falta de respeto, de educación y sobre todo, discriminación al castellano y a mi persona? Por favor. Vergüenza de campaña Vergüenza de tener que tirar al suelo el castellano cuando recordemos señores nacionalistas que ambas son lenguas oficiales.

Harta, muy harta estoy de las imposiciones lingüísticas que se viven en esta comunidad autónoma. Harta de tener que sentirse mal, a veces (no siempre, que quede bien clarito) de hablar castellano en un lugar que todos hablen catalán. Harta de que me cuestionen si soy catalana o madrileña (ya que mi castellano no tiene reseñas del catalán). Harta de tener que explicar por qué no hablo catalán. Harta de ver como tiran nuestro dinero en campañas inútiles, de mal gusto, mal hechas, mal planteadas y si fuera poco, con un eslogan apestante (ENCOMANA).

Vergüenza, absoluta vergüenza y discriminación por parte de toda esta gente que se empeña a encerrarse en su idioma particular y cultura.

Déjame hablar. Como yo quiera. No me impongas nada.