jueves, 23 de abril de 2009

MI SANT JORDI PARTICULAR

Nunca falla. El día de Sant Jordi, 23 de abril, el sol parece ser que lo note y decida sacarnos sus más intensos rayos. Ese tipo de rayos solares que te atrapan en ti mismo y la calor se apodera de ti a la vez que todas las parejas del mundo salen a calle para demostrar que existen.

Sant Jordi. Las calles principales de Barcelona se inundan de rosas, libros y gente, mucha gente, pero no gente cualquiera, gente que se ama, gente que se quiere, gente que está enamorada... Hacía años que no paseaba sola de esta manera. Sin rosas, sin nadie, sin amor, sin corazón, sin prisas, sin destino, sin un paso firme, pero eso sí, con música y ganas de ver que me depara el breve pero intenso paseo.

Miro a mi alrededor y no veo otra cosa que no sean parejas, me doy cuenta que las puedo clasificar a la perfección con tan solo ojearlas. Jóvenes que buscan la mejor rosa, su primera rosa que regalar para, como no podía ser de otra manera, su primer amor, buscan la mejor rosa entre las rosas con esa ilusión que jamás se vuelve a tener... Veo también jóvenes que tienen como costumbre, un año más, regalar la maldita rosa, ojean y rebuscan la más barata, esa ya está bien, total se acabará marchitando... (como el amor...).

Hay parejas y parejas, me doy cuenta que muchas de personas mayores, ancianos que llegan a esa edad juntos, compartiendo un largo y relajante paseo cogidos del brazo, ella con una espléndida rosa, él con una espléndida sonrisa cogida de su mujer, su mujer de toda la vida. Pasean y sonríen porque sabe que es un día para hacerlo, pasear, pasear y pasear.

El sol no está a mi favor. Mientras irradia calor, a medida que voy cruzando semáforos noto más frío. Un intenso frío que no me deja entrever lo que me espera. Semáforos en rojo, y más semáforos... en cada uno de ellos, como si de algo sistemático se tratara, decenas de parejas me rodean para no dejarme ver el resto del mundo, mientras se besan intensamente cogidos a la rosa que les une.

Y yo cada vez siento más frío, sin rosa, sin nadie que me bese en un semáforo en rojo, sin la canción apropiada para este día, sin una llamada, sin un mensaje, sin un te quiero...

Este es mi día de Sant Jordi.

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