domingo, 28 de diciembre de 2008

SIN SABER NADA

  • Sin saber por qué, pasas de un extremo a otro.
  • Sin saber por qué, de tener mucho pasas a nada.
  • Sin saber por qué, del ímpetu pasas a la flaqueza.
  • Sin saber por qué, de la ilusión pasas a la tristeza.
  • Sin saber por qué, de la sonrisa pasas a las lágrimas.
  • Sin saber por qué, cambia aquello que menos imaginabas.

No eran fácil las cosas cuando te imaginabas cómo sería la vida de mayor. Menos aún lo son cuando las vives como adulto. Cuando te enfrentas por primera vez a situaciones más complicadas, a situaciones en las que no sabes como reaccionar ni actuar. A situaciones en las que estás solo, absolutamente solo. No eres capaz de tomar una decisión clara y firme. Hay algo que te angustia desde tu interior hasta el punto extremo de odiar todo lo que te rodea. Te das cuenta que a veces gastas demasiada energía en cosas que luego no tienen importancia o peor aún, personas que te importan no le dan la importancia y el valor necesario...

Te das cuenta que estás tú, sí, delante de todo y que si te dejaras caer, efectivamente, caerías por completo. No tienes un respaldo seguro aunque lo pensaras. No tienes nada, el suelo , quizá no duela, quizá acabe contigo. Me imaginaba siempre una situación como esta, pero no tan pronto. No tan precoz, no ahora, ahora no por favor. No es todo oro lo que reluce. No es la apariencia la que hace ser como tengas que ser. No es ni la alegría de una cara, ni la sonrisa forzada, ni el buen humor estudiado... La persona es mucho más que eso.

Dicen que no conocemos a los demás hasta que no sucede algo. Quizá no haga falta que pase un terrible accidente o algo muy grave. Tal vez con ocasiones, momentos importantes te basten para darte cuenta que inevitablemente no estabas en lo cierto. No era tal cual lo imaginabas. No era todo como pensabas. Y es justo cuando aparecen factores que están contigo porque están igual que tú. Comprensión, igualdad, ayuda. Tres simples pero necesarias palabras.

El poco sentido de estos días se acaba de esfumar por donde menos quería que sucediera. Por donde menos hubiera imaginado.Por la puerta trasera, la de la "soledad", la de la "incomprensión total", la de la "inconformidad". Pero como en todo, algo se tiene que extraer positivo. Y cierto es. Empezar a ser un tanto egoísta y restablecer prioridades. Prioridades de una vida por hacer aún, de una vida que está a punto de empezar. Lejos de aquí.

Lo peor. Sigo sin saber nada. No logro entender, no logro captar el por qué.

*

viernes, 26 de diciembre de 2008

VACACIONES DE INVIERNO

Ni para ti, ni para él, ni para ella, ni para vosotros, ni para nosotros, ni para mí... ni para muchos la navidad tiene algún sentido. De hecho, decidí hace algún tiempo cercano renombrar a estos días como vacaciones de invierno. Unas vacaciones en las que el frío son mi protagonista.

No es huir de las luces. No es huir de las desesperantes melodías inconfundibles de esta época. No es huir de las comidas ni cenas. No es huir de los regalos. No es huir de el supuesto espíritu. Es simplemente vivirlo de una manera un tanto distinta. De la manera que me apetezca más.Tal cual lo sientas. Es así las vacaciones de invierno perfectas. Unos días en los que puedes quedar con tus amigos ya que todos están de vacaciones. Unos días en los que descansar predomina sobre todas las cosas que ocupaban tu rutina más desapercibida.

Aquellos que nos centramos en otras historias no navideñas, nos damos cuenta de la otra cara. De las personas que añoran a seres que amaban, a personas que no tienen absolutamente a nadie, a personas que no tienen nada y sobre todo, la falsedad, las ganas de querer ser más buenos durante apenas estas dos semanas. Qué sentido sino será la hipocresía las que inundan las calles de las ciudades durante estos días. Mientras paseo por algunas calles, me doy cuenta que todo lo que me rodea son personas que andan por inercia junto a familiares que ni se soportan, que ni se conocen en realidad (ya que tan solo se ven 4 días al año si es que llegan....) y que les guía las diferentes tiendas a las que tienen que visitar para comprar el regalo de turno que ni lo sienten ni quieren comprarlo.

Por eso y un sinfín más de razones, me quedo con mis vacaciones, con mi propio sentido de la realidad porque no me gusta seguir según que tradiciones ni costumbres. Se acabaron.

Felices vacaciones de invierno.