jueves, 21 de febrero de 2008

RÓBAME UNA SONRISA

Hacía mucho que no iba en metro. Hacía mucho que no observaba a la gente en su momento de "intimidad". Hacía mucho que no analizaba una persona con tanto detenimiento. Con tanta comprensión y a la vez perplejidad. Hacía tanto que no me fijaba en la gente que habita nuestra ciudad. Hacía demasiado.

El metro. Multitud de gente. Detrás de cada una de ellas un mundo se esconde. Una historia intrigante. Una vida llena de obstáculos, emociones, alegrías, tristezas, sorpresas, anécdotas, sentimientos... Precisamente ahí quería llegar. Los sentimientos. Una chica joven capta mi atención. Mi mirada ha captado muchas personas pero ninguna transmite lo que esa joven ha conseguido. No puedo parar de observarla. Su mirada decae por momentos. Tiene los ojos llorosos. Parece haber estado llorando. Mordisquea una manzana y la va mirando con atención mientras divaga en su mente. Me impacta la imagen. ¿Qué le ocurrirá? ¿Por qué está tan triste? ¿Cómo será su rostro cuando sonríe?

Parece no tener alma. Pero mi sorpresa está a punto de llegar... Una mujer entra con su hija (una niña de unos 4 añitos) y se sientan junto a la joven. La niña empieza a mirarla y a la manzana también. ¿Qué tiene de interesante esta historia real? Pues que la joven acaba mirando a la niña y sonriendo. Haciéndole carantoñas. Mirándola. Dejando a su manzana de lado. Y sobre todo me quedo con eso, la sonrisa que acaba de robar una niña tan pequeña. Una niña que con tan solo mirarla esboza en la joven una gran y amplia sonrisa y le hace olvidar por unos segundos (unas cuantas paradas de metro) sus preocupaciones e incluso su manzana.

Yo sigo ahí delante. Mirando. Y también sonriendo (la niña también me mira). Acabo sonriendo y pensando sobre el concepto sonrisa. Que bonitas son las sonrisas que roban los niños. Porque son reales. Son inocentes. Son sensatas. Son las más sinceras...

Que bonito sería el mundo si todos al cabo del día nos topáramos con un niño que nos robara una sonrisa. Que todos tengamos a alguien a nuestro lado que nos robe sonrisas.

Simplemente, que bonito...

Me quedo con una frase de una canción de Laura Pausini: "...si se te ponen los ojos grandes como a un niño..."

1 comentario:

María Gómez dijo...

Yo conocí un niño, hace mucho tiempo, que me robó una sonrisa. Han pasado dos años y medio desde entonces y, cada vez que miro la foto, sonrío.

Porque la niñez es el esatdo más puro e inocente del ser humano.

Un beso