jueves, 27 de noviembre de 2008

COLORES DESCOLORIDOS

Cierto. No era broma cuando escuché por primera vez que los colores pueden variar cada día. Uno piensa desde bien pequeñito que cuando le enseñan los colores tienen que ser así y punto. El rojo es rojo, el blanco es blanco, el rosa es rosa... no puede ser de otra manera. No hay otra forma de percibir los colores porque son los que son y como son. Pero como todo en la vida, hay excepciones (a veces por suerte, a veces por desgracia) y te das cuenta que te engañaron desde bien pequeños, y que no son los colores tal cuales nos los han dictado e intentado hacer ver.

Es bonito y triste a la vez, cuando recuerdas que durante tu infancia te sorprendía ver el arco iris. Como eran capaces unos colores proyectarse en el cielo así sin más, podíamos distinguir cada uno de ellos.. Algo tan simple que nos esbozaba sonrisas de admiración. No pensábamos más allá. El arco iris, una gama de colores sin más. Son recuerdos que perdurarán para nosotros mismos pero, difícilmente se repetirán (por varias razones).

Sin embargo, la vida y sus palos te van enseñando a ver las cosas con otros ojos. Te hacen ver incluso los colores reales de cada color. Son adaptables a nosotros, a esos días que sólo ves cuestas, nubes, lluvia, charcos sucios, lágrimas... Un día gris, un día negro en el que ni el rojo, ni el rosa, ni el verde... aparecen a lo largo de tu día. No es que no estén presentes, es que eres incapaz de verlos. No consigues percibir una serie de colores por el mero hecho de ti, de tu persona. Depende de ti percibirlos o no. No sabes que pasa (o sí) pero no puedes verlos. Sabes que están ahí, pero es imposible. Te rindes por no seguir buscando. Por no seguir agotando más esfuerzos. Por no seguir frustrándote y desvaneciéndote poco a poco.

¿Vale la pena intentar percibir aquellos colores que no consigues atraer?

Será mejor esperar, quizá algún día llegarán.

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