Por favor. No me sean incrédulos ni estúpidos. Que nadie cante victoria. Que nadie aclame a una falsa mejora. Por favor, es intolerable.
Hace unos días la prensa se hace eco de los nuevos 45 escáneres que evitarán el bochorno de descalzarse en el aeropuerto de El Prat (Barcelona). Pero... ¿qué hay de nuestro propio cuerpo? ¿Acaso hay algo más íntimo que nosotros mismos? ¿Quién tiene el poder de decisión de dejar ver (nunca mejor dicho) absolutamente toda nuestra fisonomía a todo detalle a la hora de embarcar?
Me parece lamentable esta nueva medida que asumirá El Prat y que en el próximo 2009 se extenderá al resto de aeropuertos. Una tecnología que detecta cualquier anomalía, según afirma (y encima orgulloso....) el Ministerio de Fomento: "Una tecnología perfeccionada para una mejor y mayor seguridad".
No necesito que nadie hurgue en mi interior más interno (valga la redundancia) y menos aún en un lugar donde puedes encontrar a guardias civiles realmente idos de cualquier tipo de lógica, violentos, mal educados y sin ganar de cooperar con los pasajeros.
Por el momento, sólo se me ocurre decir que esto es una verdadera trampa.
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