lunes, 12 de mayo de 2008

SOÑAR SUEÑOS

¿Quién te dice si estás siguiendo el camino correcto? ¿No es cierto que aún sabiendo que vas a errar te arriesgas y tomas una decisión sin marcha atrás? Exacto. La incertidumbre es una de las cosas que más pueden torturar al ser humano.

Es difícil afrontar nuevas situaciones en las que no saber lo que pasará pueda influirte en tu día a día. Es difícil cambiar drásticamente y afrontar nuevos objetivos con una filosofía distinta, nueva, tal vez mejor. Es complicado esperar a ver resultados. Resultados que tal vez no sean gratificantes o tan solo, que te puedan herir. Es horrible la sensación que se tiene cuando se está a la espera de respuestas y además, se está solo. Solo ante el peligro. Solo ante la incertidumbre. Solo ante nuevos retos. Solo ante nuevas emociones. Solo ante una nueva vida.

Hay momentos que pienso que es triste, pero otros lo consigo mirar de manera positiva y enriquecedor. Hay momentos en los que me gustaría no tener que esperar a la respuesta, y preferir no tener que haberme cuestionado tantas cosas. Hay momentos en los que desearía no tener ni objetivos para así, no tener que derrumbarme ante el fracaso.

Hoy me he dado cuenta que no son esos momentos los que me hacen sentir de una manera u otra. Son las personas. O tal vez, la personas que no están. Las personas tienen ese don de hacerte sentir ridícula ante una situación inexplicable pero que te hace sentir el dolor más profundo que una persona pueda sentir en sus propias carnes. Las personas son esas que son capaces a hacerte sentir también lo peor del mundo, ante esa soberbia e hipocresía que habitan en ellas. También hay personas que te hacen tocar las estrellas pero luego se olvidan de ti. Y personas que aunque no estén como tendrían que estar, te hacen seguir queriendo luchar por la vida, por esta vida que nos ha tocado vivir a nuestro pesar, en muchas de las ocasiones.

Es complicado saber que son las personas que nos rodean (o que nos gustaría que nos rodeasen) las que hacen de nosotros ser de una manera u otra. Creo que es injusto no poder llevar el timón de una propia vida. Odio tener esa sensación de no poder conducir mi vida propia. Odio no poder tomar las decisiones sin tener que pensar en algo más. Odio muchas cosas odiables, detestables y que jamás se podrán cambiar.

Me gustaría soñar por un momento que todo sería más fácil si te tuviera a mi lado sin tener que pensar qué pasará, qué dirán o qué es lo que hago.

Un mundo donde los sueños sean realidad aunque sea por un momento....

1 comentario:

María Gómez dijo...

Para muchos, los sueños son realidades que se sueñan; para otros, son realidades que se hacen realidad...
Para ti, un sueño es una meta que se puede conseguir.

Como diría Peter Pan, a veces sólo hay que creer*